XIV
LA CONSPIRACION
Nunca les había parecido tan hermosa Carinnyana como aquella tarde al verla desde el alto Paniza. Agotados tras tres días sin dormir en cuanto traspasaron la puerta alta cada uno se fue directamente a su casa. Jayme ni siquiera los cito para otro día Daniel y él, junto con su mujer llegaron a casa del Jurado Ramón Guillem par hacer la entrega de los dos culpables del asesinato de Joaquim y de los dos atracadores heridos en las Navas. Dejaron responsable de todo al jurado y Jayme y su mujer se fueron para su casa que tanto echaban de menos. David se quedó con el jurado para asegurarse que entraban en prisión y que estaban fuertemente vigilados. Ramón Guillem pidió refuerzo de la guardia y les aviso de la peligrosidad de los reos, pidió también un cirujano disponible en la aldea para que ayudara en la medida de lo posible a los heridos.
Jayme y María entraron en su casa casi a empujones. Sacaron dos pozales de agua del pozo, se desnudaron y se dieron un baño que les quitara ese olor a sangre y muerte que se les había pegado la noche anterior. María apartó las ropas sucias y estropeadas en un rincón. Ya las lavaría mañana. Gastaron casi un tajo de jabón y seguían con ese olor ácido metido en el cuerpo. Jayme cogió dos jarras de vino de la alacena y las lleno en la pequeña tinaja que tenía siempre a mano detrás de la puerta de la calle. Bebieron, rieron y se quedaron dormidos abrazados como dos niños.
Al llegar a casa Johan y Menga, su hija, Ignes, ya se había quedado dormida en la cadiera como le pasaba muchas noches. El fuego estaba casi apagado y hacía algo de fresco pero aun así necesitaban lavarse a fondo para quitar la olor a muerte que se les había pegado al cuerpo, junto, también con el miedo que habían pasado los dos pensando que no volverían a verse. La hija se despertó y se abrazó con ellos sin preocuparse de que estaban empapados y ente risas y lloros se quedaron dormidos los tres. Las dos en la cadiera y Johan a los pies del fuego, que lo había vuelo a avivar, en el suelo
Miguel le propuso a Sancha ir a saludar a su hermana pero Sancha le quito la idea enseguida –a Pascuala la veremos mañana a primera hora y a Marta al mediodía seguro que vendrá a saludar y quejarse como siempre. Ahora saca un tajo de jabón nuevo y aparta toda esta ropa sudada que lleva el olor a sangre pegada. Necesitamos oler a limpio y a paz. No todos días entierras a cuatro desconocidos que no hubieran dudado en matarnos ellos a nosotros si les hubiéramos dado ocasión. –Miguel saco un boto de vino viejo que guardaba para las ocasiones y saco dos jarras que no llego a llenar porque al pasar por la entrada de la sala vio la cama y se dejó caer sin más palabras. Sancha al verlo desaparecer en la habitación le siguió los pasos y se arrebujó a su lado
Andrea, que ya no vivía en las cuevas aunque su casa de arriendo no era mucho mejor, se despidió de Bartolo –Voy a ver que ha sido de mis hijos. Tengo ganas de abrazarlos. Nos volveremos a ver Bartolico.
Bartolo entró en su casa tan fría y abandonada como siempre aunque ahora le parecía más fría y más descuidada que nunca. Tiro lo que había en el pozal y se sacó agua limpia del pozo. Dentro de su casa el olor se le hacía más intensa y más ácida Cerraba los ojos y veía la cara del bandolero ensangrentada por sus golpes y le daban ganas de gritar. Medio temblando estaba más de miedo que de frío cuando Andrea lo abrazo por detrás –Vamos Bartolico, tranquilo que estoy aquí a tu lado. Ya se ha pasado todo. Tenía que pasar, era ellos o nosotros y la suerte ha estado de nuestro lado. Tendremos que aprender a vivir con esto. Se abrazaron fuerte y se besaron como jóvenes, Bartolo le dijo –Andrea pero ¿qué haces aquí?, y ¿tus hijos?
–Tú me necesitas más y yo te necesito más y calla ya, Bartolico calla.
Se dejaron caer en la cama donde el colchón de paja les pareció un lecho de nubes.
Daniel se presentó en casa de su hija sin avisar Le alegro el día tan malo que había tenido con los vómitos. Isabel le había ayudado pero poco podía hacer que no fuera contarle historias de su propio embarazo. –Carme mañana hablaremos de lo que ha pasado, ahora ya es tarde. Descansa porque el que le clavo el puñalet a tu marido ya está entre rejas
Jayme llego a la bodega cuando ya había salido el sol. Para su sorpresa había fuego donde él acostumbraba a encender todos los días –ya hay relevo –pensó, por algo se empieza. Uno por uno fue saludando a todos los compañeros. En estos cuatro días la tonelería de la mano de Nicholas había puesto en marcha un nuevo sistema de fabricación de toneles más rápido
Marta por su parte ya llevaba las jarras de vino dulce para el clero al día y después de llenas se almacenaban en cajones para el viaje semanal. El llenado de los toneles seguía siendo muy lento pero con la vuelta de María y la entrada de la hija de Menga de aprendiza esperaba agilizarlo más
Miguel al hacer de día ya estaba en la plaza y su cuñada que acostumbraba a ser la primera le dio un par de besos y un abrazo que lo dejo sin respiración –que ganas tenía de volver a teneros aquí –aunque no creas que la gente se ha dormido sin ti, de momento la semanada la tenemos sin cobrar y para que te lo diga otro de mala manera te lo digo yo. Eso sí, trabajar se ha trabajado igual. Sancha llegó un buen rato después y se fundió en un abrazo con su hermana mayor como si llevaran meses sin verse –a la tarde iremos a la bodega allí contaremos como ha ido todo. Ahora vamos a volver a la rutina
Andrea se despertó cuando todavía era de noche como tenía por costumbre, ya que no olvidaba que era día de trabajo. Bartolo dormía profundamente. Y al hacer de día ya estaba en la hoguera que su hijo Rodrigo encendía tal y como había visto hacer a Jayme. Al llegar Marta se abrazó con ella y le susurro – tengo tanto que contarte que no sé por donde empezar.
Daniel por su parte con los primeros rayos de sol fue a presentarse de nuevo a los jurados porque no se fiaba de los presos porque la codicia de Domingo Espan era de sobras conocida
–Malas noticias el preso con el pie destrozado ha muerto esta noche –le comunico el jurado
–Eso no son malas noticias y ¿el otro herido?
–El otro no para de quejarse y no se quita la mano de los testículos, la buena porque la otra no la puede levantar
–Pero su vida no corre peligro no. Pues suéltelo mañana o pasado
–Entonces...
–Suéltelo y que haga de cebo para coger la presa mayor y los autores los van a juzgar aquí o ¿qué?
–Mañana nos reunimos y le pondremos fecha al juicio. Si resultan culpables irán a la cárcel de Daroca a cumplir la pena
–De acuerdo –dijo Daniel será audiencia pública supongo
–Supone bien señor Abenazar... –intervino Domingo sin disimular su animadversión a los judíos. Antes de que el jurado tuviera ocasión de apostillar algo más Daniel se marchó haciéndole una señal de despedida a Ramón Guillem en quien tenía puesta su confianza para que el asesinato no quedara impune.
A partir del mediodía poco apoco fueron llegando los amigos a la bodega donde Carme les había preparado un ágape de primera. Desde el mediodía las dos sirvientas no habían dejado de llevar bandejas a la mesa.
Al ser casi invierno no había verduras frescas que tanto le gustaban a los judíos pero a cambio habían guisado dos pollos y medio cordero además de las manzanas asadas que también les salían a las chicas y por supuesto los dulces, especialidad, de la propia Carme.
La verdad es que nadie tenía ganas de hablar de lo sucedido en la noche de las Navas por lo que Miguel entro al tema rápidamente
–Bueno ya tenemos fecha para la boda: el último domingo del mes y estáis todos invitados
–Uju grito Marta que adoraba a su hermana pequeña. Ya me puedo morir, que ya casamos a la tardana y bueno después igual voy yo
Carme elevó un poco el tono de voz –Bueno, amigos habéis hecho un trabajo estupendo a pesar de las dificultades. No hay forma de pagaros este favor tan grande o bueno igual mi padre sí que tiene algo pensado pero yo con lo del embarazo ya tengo bastante en que pensar. Por cierto si alguien sabe algún remedio para las náuseas que me lo diga.
Una vez más la llegada de Daniel hizo que todos se quedaran en silencio.
–Veo que todavía no sabéis la noticia –les soltó ya antes de llegar a la mesa
Su hermana se volvió hacia él –padre pero es algo bueno o no que por tu tono me parece que no
–Al jurado Ramón Guillem lo acaban de encontrar muerto –silencio de nuevo
Jayme reacciono al cabo de un ratico – hombre muy buena salud no tenía que hace días que estaba del color de la cera
–El puñal que llevaba clavado en el pecho tampoco habrá ayudado mucho –le respondió el propio Daniel –un puñal como los que tenemos nosotros. Porque los tenemos ¿no?
Jayme echo mano a la faldriquera y saco los dos puñales idénticos
–Será mejor que los guardes en la oficina. Cerrada como hacía mi yerno es casi imposible de abrir
Jayme se apresuró a dejar los puñales a buen recaudo y volvió a la mesa
–Ya están bien guardados. Si muero yo, no perdáis tiempo, entrar con un pico bien grande. Os aseguro que no hay otra manera. Y ¿dónde lo han encontrado?
–En el patio de su casa y con los brazos en cruz como según parece estaba mi yerno –El silencio se hizo ahora más agobiante parecía como si pesaran las palabras
–Hay que interrogar a los presos, a Domingo y al asaltante que queda vivo –opino Miguel
–Dudo que el jurado que ha quedado vivo nos deje ni acercarnos a los presos es conocida la mala relación de Domingo Espan con los judíos
Daniel levantó la mano y puso orden –lo mejor será comunicárselo a las autoridades de la Comunidad y de la Sexma lo antes posible y como todos residen en Daroca aunque su deber sea estar en la Comunidad, pues allá que iremos.
–Pero Daniel a esta gente no les podemos pedir más tienen que descansar y algunos tienen trabajos que atender. Aunque libremos a gente en la bodega hay gente con compromisos –intervino Carme
–Lo sé hija mía, lo sé por eso vamos todos a descansar y de momento solo Jayme y yo saldremos para Daroca mañana al hacer de día y si es posible regresaremos por la tarde con el Sexmero y si puedo con el Procurador y el Notario. Esto me va a costar la ruina ya lo veo yo.
–Daniel vamos a ver donde ha aparecido el cadáver Yo fui quien encontró a Joaquim y hay detalles que poca gente sabemos
–Bueno cuando haya noticias volveremos a vernos –les dijo Carme a modo de despedida.
La calle donde vivía el jurado estaba cerrada por un guardia que con unas monedas se dejó sobornar y una vez en frente de la casa Jayme fue repasando mentalmente todo lo que coincidía y lo que no con la aparición del cadáver de Joaquim.
El muerto estaba colocado con los pies en el marco de la puerta y los brazos en cruz tal y como había encontrado Jayme al judío y el cuchillo estaba clavado en el centro del pecho pero en este caso sí que había sangre lo que indicaba que había sido acuchillado allí mismo. Sin embargo, a Joaquim lo habían llevado muerto a la puerta de la iglesia pero salvo ese detalle de la sangre el resto de la escena era idéntica
–Este es otro asesino –le dijo Jayme a Daniel
–Toma claro el primero está en prisión Tiene que ser un imitador, alguien que tenía algo con Ramón y ha aprovechado la ocasión a ver si le sale gratis
–Pero sí al jurado le quedaban tres meses, no más. Esto es un rito que no comprendemos ahora pero alguna trama hay en la aldea –dijo Jayme
–El primer muerto era judío, el segundo cristiano Y ¿el tercero? ¿Quién será? ¿Será moro?
–Esto ha sido un farol de algún aprovechado. Mañana a la noche tenemos que estar aquí con el sexmero y el procurador por lo menos para que se interrogue a los reos y se les juzgue
–De los puñales no vamos a decir nada. De momento cuanto menos se sepa mejor. No me fio. Tenemos demasiados enemigos. El jurado, los hermanos d´Alava y desde que tenemos la exclusiva del vino de celebrar todos los bodegueros de la zona.
–Por cierto Daniel nos han ofrecido una bodega a buen precio. Cuando sepa algo más seguro te daré los detalles
Antes de la puesta de sol los cuatro jinetes entraron por la puerta alta a galope tendido dejando a los caballos exhaustos Saltaron de las caballerías frente a la puerta de la casa-palacio del jurado. El sexmero en persona llamo a la puerta con dos fuertes golpes
–Baja, Domingo tenemos que hablar
–Enseguida bajo, ya voy –El jurado echo escaleras abajo, ya que por nada del mundo quería enfadar al sexmero y abrió de par en par para que los cuatro hombres entraran a su patio
–Domingo ya estoy al tanto de las muertes que ha habido en la aldea y para adelantar la investigación mañana nos llevaremos a los presos a Daroca donde una vez terminadas las indagaciones serán juzgados
–Pero este caso es mío y puede que sea más complicado
–Por eso me acompaña el Procurador de la Comunidad para que certifique el traslado.
–¿Ya se ha procedido al interrogatorio? –pregunto el Procurador
–Si señor se les interrogó a dos de ellos en Luexma y posteriormente en las Navas cuando se capturó al tercero y a otro que lamentablemente falleció ayer y le voy a decir más señor procurador el resto de los asaltantes que pretendían liberar a los asesinos confesos están enterrados en la paridera de las Navas. En total nos atacaron seis forajidos y solo queda con vida uno para poder interrogarlo.
Tanto Domingo Espan como el resto de asistentes se quedaron helados, ya que no tenían ni idea de lo sucedido hacía tres noches.
–De esto que me cuenta me tendrán que informar debidamente.
–Por supuesto señor Procurador pero será mejor hacerlo mañana. Ahora vamos a la cárcel a comprobar que los presos están “bien” y mañana organizamos el traslado porque necesitaremos guardias para ir a Daroca – esto último lo dijo mirando a Domingo al que no le gustaba en absoluto que le quitaran un caso tan importante y cada vez lo disimulaba menos
En la cárcel pudieron comprobar que los reos estaban vivos todavía El sexmero vio que ya era tarde y que a la mañana siguiente tendrían tiempo de interrogarlos. Jayme y Daniel se fueron a sus casas y los dos mandamases se alojaron como siempre en casa del jurado.
A la salida del sol ya estaban en la puerta de la cárcel los cinco hombres con intención de empezar los interrogatorios. Tanto Domingo como Tomás repitieron lo contado a Jayme en Luexma descargando más culpa en los hermanos Perdigero que habían sido los pagadores del homicidio. Así mismo el bandolero herido igualmente echo la culpa a los hermanos Perdigero.
Una vez terminados los interrogatorios se reunieron en un aparte sin el jurado y sin Daniel. Jayme les dio detalles de como les habían tomado el pelo cuando los cuatro jinetes cayeron en la red y los hermanos declararon no conocerlos de nada. De como en la puerta de Daroca los hermanos desaparecieron dejando a los acompañantes detenidos y de como había sido la emboscada que les tendieron en las Navas
En opinión del Sexmero y de Jayme lo mejor era el traslado para evitar que la gente desconfiara de la justicia pero el Procurador dudaba por no quitarle el mando al jurado. –Domingo ya tiene bastante con investigar la muerte de su colega Ramón Que esa no se la va a quitar nadie y menudo lío tiene aquí –le aclaro Jayme
–Está bien nos llevaremos toda la causa a Daroca y aquí el jurado que investigue la muerte de su compañero. Mañana primera hora partiremos con cuatro guardias, nosotros dos y los tres detenidos.
Jayme deseaba volver a la rutina más que nada el mundo. Por eso estar toda la mañana trabajando le pareció algo increíble El andar por las viñas le daba la vida y le cambiaba el humor. Después de comer un pedazo de tocino con un buen pan volvió a la bodega donde como de costumbre estaba muy buscado. El primero en abordarlo fue Nicholas –Jayme tenemos que comprar otro viaje de madera como el de la semana pasada y necesitaremos montar los aros de acero. Tengo dos presupuestos ah y algo más de herramienta no nos vendría mal.
–Dame cifras para que Carme y Daniel puedan comparar –de seguido, Marta lo paro antes de que pudiera entrar en la que ahora era su oficina –Jayme hay que comprar vino para los clientes de Barcelona y Bilbao. Solo tenemos asegurado el suministro a las iglesias – Jayme se sentó y se sujetó la cabeza con las dos manos –Marta con lo que ya has aprendido de cuentas dame los presupuestos, quiero cifras háblame en florines, me entiendes.
–Te daré todas las cifras escritas. No te agobies. Ya ves que duro es ser jefe
Por fin con toda la información recopilada se presentó en casa de los Yesolot que ahora era de los Abenazar y para sorpresa suya le aprobaron todos los gastos quedando pendiente de visitar la bodega en venta en el camino real que al propio Jayme le daba mala espina, pero el precio era muy asequible para las fianzas de los Abenazar.
–Primero iremos a verla y a comprobar los toneles y los trujales uno por uno y luego hay que ver la construcción. Si les parece podemos pasar esta tarde con Miguel y con Marta y si es favorable ya pueden preparar el dinero.
–Vale pero tenemos que ver quién es el auténtico propietario para lo que necesitaremos el informe del jurado y la palabra de dos hombres-buenos de Carinnyana. Pediré a la aljama de Zaragoza que me consiga la documentación necesaria. No me fio de lo barato
–Pero entonces ¿vamos a verla o no?
–Sí, sí y sí Miguel da el visto bueno cómprala tal y como este el vino. Necesitamos mantener a los clientes. Si el vino no está muy allá ya lo mejoraremos nosotros al gusto de los clientes.
Al salir de casa de los Abenazar llego un zagal con la noticia. –han matado a Durramen el alfaquí de la aldea –Jayme y Daniel se miraron sin decir nada se pusieron en marcha en dirección al barrio moro.
Tal y como se imaginaban el cadáver estaba justo a la entrada a la mezquita con los brazos en cruz y un puñal en el pecho. Sin sangre. Saludaron a los allí reunidos y después al cadí de la comunidad le presentaron sus respetos y salieron en dirección a la bodega sin pronunciar palabra hasta estar dentro de la oficina
–Esto se ha complicado más todavía Yo creo que detrás de los tres crímenes está la misma persona
–Sí, está claro que alguien maneja los hilos y que esto se ha convertido en una conspiración
–Tendremos que seguir las pistas que tenemos y que pasan por los hermanos Perdigero y como no por Daroca
–Mañana con la excusa de montar una nueva tienda de vinos y cerámica sales tú con un amigo sin fecha de vuelta
–Con uno no, con dos. Me acompañarán Miguel y Johan y ya veremos a donde nos llevan las averiguaciones.
Otra vez a la aventura pensó Jayme. Yo ya estoy mayor
Al llegar a la puerta Alta de Daroca quiso la suerte que estuviera de guardia el mismo que hacía unos días había apresado a Miguel y a Johan.
–Buenos días nos dé Dios ¿se acuerda de nosotros?
–Pues la verdad es que no, por aquí veo pasar mucha gente todos los días
–Pero a todos no nos manda detener y nos envía a prisión
El guardia empezaba a ponerse colorado y pidió ayuda a su compañero
–Espere ahora caigo ustedes son los que intentaron secuestrar a aquellos dos hermanos.
–Pues no, eran ellos los delincuentes que dejaste escapar y ahora voy a dar parte de ti a tu jefe como cómplice de asesinato –intervino Jayme
–A no ser que tengas algo que contar. Acaso te pagaron bajo mano. Vamos habla o llamamos al jefe de la guardia y te emplumarán a ti todos delitos que haya sin resolver
–Está bien, está bien. Los hermanos me dieron una libra por acusarles de secuestro…
–Y de que conoces tú a los Perdigero o como se llamen
–De vista, todos los jueves vienen al mercado y para salir dejan buena propina para pasar todas las mercancías. Todo que se llevan no es legal, pero ojos que no ven...
–Mañana es jueves. Deja a este pobre diablo que se le está haciendo cola para entrar
Miguel insistió en dar una vuelta por la zona de la puerta baja. Era donde se juntaba la gente de peor calaña y más hacia el río más peligrosa era la zona. Jayme había estado con Miguel cuando el robo de la maroma y no tenía buenos recuerdos pero Miguel insistió y acabaron en el mismo mesón donde meses antes había estado coqueteando con la mesonera.
–Buenas tardes, moza –el mesón estaba vació como la vez anterior
–Buenas tardes acaso se han perdido los señores
–Pues mira no, que hemos venido de propio desde Carinnyana a verte
–Ahí madre desde tan lejos solo por verme no será para nada bueno. Ni los guardias se atreven a tanto
La mesonera solo tenía ojos para Miguel y a los dos amigos ni los miraba
–A quien buscas cariño, que yo conocer, conozco a mucha gente y gente con mucha clase
–No me cabe la menor duda y a unos hermanos de Azuara o alrededores que se hacen llamar los Perdigero y con algún negocio no es muy claro
–Oye oye sin acusar que aquí todo es claro como el agua de la fuente.
–Yo no te acuso de nada, pero algo sabrás si o sí
–Vale mañana al mercado vendrán y si se quedan a comer, se pasarán por aquí para echar algún pedido río abajo
–Ya entiendo y ojos que no ven impuestos que no pago. ¿Y no sabrás para quién trabajan?
–A tanto no llego pero en Calatayud los conocen bien te lo aseguro.
Jayme pago los vasos de vino, dejo una buena propina y se despidieron como si Miguel y la mesonera fueran íntimos amigos
A la mañana siguiente con el montaje de los primeros puestos ya estaban merodeando por el mercado. Algunos comerciantes ya se ponían nerviosos de verlos subir y bajar sin comprar nada. Fue Johan, que por algo era el más alto, el primero en localizarlos
–Vamos a seguirlos con disimulo que ya hemos llamado mucho la atención Tu Johan no los pierdas de vista y en cuanto salgan por la puerta Baja a por ellos. Si entran en el mesón estamos perdidos. La muchacha cantará como una cardelina.
En el momento que salieron de entre los puestos del mercado los tres amigos aceleraron el paso para alcanzarlos nada más pasar la fuente. Miguel los abordo el primero –que pasa ya no saludáis a los amigos o que.
–Hombre los de Carinnyana ¿qué ha sido de vuestra vida?
–Jueguecitos a nosotros no, que ya dejamos cuatro tumbas en la paridera por si no te ha llegado la noticia –les dijo Jayme cada vez más enfadado
–¿quién está detrás de vosotros?, ¿quién paga y hasta donde va a llegar esto?
La mano de Johan sujeto el cuello del más grande de los hermanos y como no respondían siguió apretando. Perdigero paso del rojo al blanco por la falta de riego en la cabeza y estaba gris-amoratado cuando su hermano pequeño grito –para, para. Hagamos un trato: si nos vas a dejar marchar te damos un nombre y una ciudad
–Canta y luego soltamos. Venga canta
–Jucef Abendehuet de la aljama de Calatayud de ahí sale la información y el dinero –Johan dejo al hermano y los dos apretaron a correr hacia el río
–Déjalos. Vayámonos a casa. Antes de que acabe el día ya estará avisado el judío de Calatayud. No nos vamos a arriesgar a otra emboscada en tierras que no conocemos
–Sabéis una cosa no me creo que esto sea tan fácil Creo que nos han engañado otra vez. Sentencio Johan
En casa de los Abenazar explicaron lo sucedido y Daniel les recomendó que a la mañana siguiente volvieran a Carinnyana que ya se encargaría él de contactar con Abendahuet judío franco según les confirmo Daniel y con mucho peso en la aljama.
A la mañana siguiente como Jayme era de mucho madrugar salieron los primeros por la puerta Alta con intención de hacer parada en las Navas aunque a Jayme no le apetecía nada. Al llegar donde habían colocado las cuatro cruces vieron sorprendidos que solo había dos cruces derechas y habían escarbado las cuatro tumbas. Se quedaron los tres helados y no solo por el cierzo. Recorrieron lo poco que había de paridera y los alrededores pero no vieron a nadie.
Al emprender la bajada del puerto sí que vieron pisadas recientes de caballerías y marcas de las ruedas de un caro que se desviaban en dirección a Encinacorba.
–Alto, alto. Veis eso –señalo Johan que como cazador furtivo sabía seguir los rastros de animales y de personas
–Vamos a tirar cara Encinacorba. A ver donde ha ido ese carromato
Desde media legua antes de llegar a la aldea de la Orden de San Juan del Hospital ya vieron el humo y a ninguno de los tres le dio buena espina.
En vez de entrar directos hacia la plaza de la iglesia decidieron dar un rodeo y pasar por encima de la aldea y así poder ver que estaba sucediendo.
Las vistas desde la loma eran sobrecogedoras en medio de la plaza una hoguera de gran tamaño avivada por gavillas de sarmientos y alguna cepa. En círculo los cuatro cuerpos que habían desenterrado de la paridera y en otro círculo más ancho los vecinos del lugar en perfecta formación. En las escaleras de la iglesia no menos de cuarenta caballeros con el hábito de la Orden hospitalaria y en medio un trono con el que parecía ser el gran maestre y a su derecha un individuo sin hábito que por la forma de vestir parecía judío
–Ese es Juan Fernández de Heredia. Los rumores decían que estaba descansando en Encinacorba y por lo que se ve es verdad – dijo Miguel en voz baja aunque no había nadie a la vista
–Hombre descansando no lo veo yo. Esa ceremonia casi parece satánica. Ahora todo cuadra Judío, Cristiano, Moro, todo cuadra. Vayámonos no sea cosa que vayamos a la hoguera que a nosotros nos dolerá más que a los cuatro que tienen ahí –Susurro Johan visiblemente nervioso
–Vale ya hemos visto bastante voy directo a casa de los Abenazar a dar las novedades. Quedaros con la cara del paisano por si Daniel lo reconoce.
Al llegar a la casa de Carme se encontraron con la sorpresa de que su padre ya estaba allí –Daniel pero ¿por dónde ha venido?
–Pues detrás de vosotros hasta que habéis desaparecido. Algo hay nuevo ¿no?
–Pues sí. Detrás de todo esto parece estar el Gran Maestre pero además estaba acompañado
Daniel se llevó su tiempo para asimilar la información y añadió –acompañado de quien
–Por como vestía y por el tono de piel parecía judío
–Pues Abendahuet no es porque me consta que está en Calatayud. Está esperando al rey Pedro para solucionar un problema de impuestos con la aljama de allí
–Pues el gran Maestre de la orden sí que estaba además hace días que se rumoreaba por Carinnyana que estaba en Encinacorba
Daniel parco en palabras como siempre dio por terminada la charla –sabéis que os digo que el nivel de Maestre está muy alto para un judío. Informaré a las autoridades de la Comunidad y de la ciudad de Daroca y que tomen las medidas que quieran, nosotros ya hemos vengado la muerte de mi yerno…