V EL ACUSADO

El viajero que llegaba a Carinnyana por la puerta Alta se encontraba antes de traspasar la puerta con unas antiguas bodegas en ruinas desde la guerra con Castilla y una posada que con los años de paz y el aumento de viajeros estaba resurgiendo y nada mas pasar la puerta entraba en la plaza Alta que estaba rodeada por las mejores casas de la aldea, algunas de ellas incluso con huerto trasero protegido por la muralla.

A la izquierda en una serie de calles paralelas, mas o menos rectas, que desembocaban en la muralla e incluían la plaza del Mercado vivían los pobladores cristianos que eran mas del doble que judíos y moros juntos. A continuación y con el sentido de las calles de este a oeste, ya que todas las casas se construían en dirección a la meca se encontraba el barrio de la Morería que aunque en decadencia resaltaba por la buena construcción de sus viviendas alternando el típico tapial de la zona con arcos de piedra y ladrillo de arcilla cocida. Disponía este barrio de una entrada propia junto al Torreón de las Sisas que permitía el paso de una caballería desmontada.

A la derecha siguiendo la muralla estaban los huertos pertenecientes a la Iglesia que se prolongaban hasta las casa-palacio de la plaza de la Iglesia, eran tres con sus balconadas y sus escudos de armas grabados en piedra en sus fachadas y franqueando la entrada por las dos calles a la plaza. Entre la plaza alta y la plaza del Mercado estaba el pequeño y discreto barrio judío con sus tres calles y sus callizos que las cruzaban. Detrás de la iglesia Colegial, con su torre en obras, y pegado a su pared, el cementerio daba por el norte con las bodegas y almacenes de los vinateros de la aldea que aun teniendo acceso por la puerta Baja estaban en tramites para abrir una nueva puerta en la muralla que les diera una salida directa al camino real

El sol ya hacia rato que calentaba cuando los hermanos Garces aparecieron por carrayles con un borrico y un carro de apenas cuatro palmos donde justo cabían las herramientas y las piezas recién encoladas que se iban a reponer, comprobaron que el ajuste del tambor y las coronas era perfecto y solo les faltaba de ajustar los cuatro palos del aspa que una vez ya colocados y con la ayuda de los zagales pusieron en marcha toda la maquinaria y en esas estaban cuando llego Joaquim que al ver girar todo de nuevo no pudo contenerse

–Estos no sabían con quien se metían, mañana a funcionar

–Solo le falta engrasar para que vaya mas ligera

–Esta noche dormiré aquí-- dijo gritando por si volvía a tener espías

Al clarear el día Jayme engancho las cuatro mulas al carro y detrás al apero montado. Antes de llegar al terreno salio Joaquim al camino para que dejara el apero y el carro en la parte baja y siguieran las cuatro mulas hasta la cruz donde los zagales las aparejaron tal y como Yesolot les había enseñado y las dejaron dar unas cuantas vueltas. Mientras Jayme saco una punta de la maroma y junto con Joaquim empezaron a estirar de ella, no llevaban ni veinte varas sacadas y ya estaban sudando los dos, Jayme dijo –Espere aquí que ahora bajo con dos mulas que sino no estiramos la cuerda en toda la mañana

Con el tirón de las mulas llegaron con la punta de la maroma hasta el tambor y la amarraron bien fuerte dejaron las mulas a los zagales que las engancharan otra vez mientras se fueron a buscar el otro extremo de la soga y la terminaron de estirar.

Una vez cogida bien fuerte la baga de la soga al gancho del aladro y a una señal de Joaquim los dos jornaleros y los zagales pusieron las mulas en marcha comenzando a dar vueltas, la maroma se tenso y comenzó a enrollarse en el tambor mientras uno de los críos con un martillo que le había dejado los carpinteros la golpeaba para que se fuera enroscando sin montar, las caballerías en las primeras vueltas se sobresaltaban al ver la soga tan tirante pero pronto se acostumbraron y la pasaban sin problema.

Justo en el momento en que la maroma se tensaba Joaquim y Jayme levantaron la esteva pero el aladro no se clavo sino que se volcó hacia el camino.

–Jajaja buen intento inventores –resonó la voz de Nicolás el mas gordo y bravucón de los hermanos d´Alava que habían estado medio escondidos al otro lado del camino observando todas las maniobras con el aladro. Jayme y Joaquim empeñados en volver el aladro al campo ni le contestaron pues bastante tenían con levantar la maquinaria a su posición mientras se arrastraba lentamente y una vez conseguido Joaquim les hizo señas a los muleros para que pararan.

Jayme miraba atentamente mientras Joaquim daba vueltas con la cuerda de nudos por todos lados y ponía cara de no entender nada

–Alguna de las tablillas con los dibujos del arado están mal jefe, nos han engañado-- le dijo Jayme intentando compartir la pena

–Los planos están bien, algo no he entendido bien este artilugio tendría que haber hecho una labor de mas de una vara de profundidad y en vez de eso se ha volcado al camino

–Si cree que las tablillas están bien dibujadas lo único que podemos hace es llamar Miguel Pérez es la única persona que conozco que sabe ver los dibujos esos

–Antes de tener que viajar a Calatayud para que me lo vuelvan a explicar que los vea Miguel.

Dejaron a los muleros al cuidado todo y se fueron para la plaza de la iglesia donde sabían que estaría Miguel, como siempre, discutiendo con los oficiales. Al verlos venir Miguel ya se imagino que no llevaban buenas noticias –¿Venís a algún entierro o que? –les soltó con sorna

Joaquim que no estaba para bromas le contesto –El siguiente entierro sera el mio si no encuentro solución

–Bueno y yo ¿en que os puedo ayudar?

–¿Cuando te puedes pasar por mi oficina para ver unos planos?

–Ahora mientras comen las cuadrillas es el mejor momento –Le contesto Miguel

–Vamos pues es aquí mismo

En un momento estaban con todas las tablillas extendidas en medio del almacén con la palanca abierta para que se vieran mejor los planos

Después de un buen rato de repasar uno por uno y volver al principio y volver a repasar por fin hablo Miguel –Aquí falta una tablilla

–A mi solo me dieron estas, es mas en la caja solo caben estas

–Ha mirado bien por detrás o el fondo ¿no haya alguna pegada?

–Jayme sácale la caja para que la vea tu amigo

Miguel cogió la caja la miro pro dentro por fuera la toco con las yemas de los dedos para ver sin notaba algún reborde que descubriera un doble fondo o algo parecido pero no encontró nada

–Señor Joaquim ¿ha oído hablar de la tinta invisible?

–Eso ¿no es lo que usan los monjes en los monasterios? Pregunto a su vez Jayme

–Si algo he oído, pero como dice Jayme es cosa de monasterios

–Vamos a encender una pequeña tea y lo comprobaremos

Encendieron la tea y mientras Jayme sujetaba la caja Miguel iba dando calor tanto por dentro como por fuera y en unos instantes se empezaron a distinguir lineas y números en el fondo de la caja que el propio Joaquim fue copiando directamente en el suelo, a continuación repasaron todas las tablillas por si había alguna otra sorpresa pero no descubrieron nada mas. Joaquim paso lo escrito en el suelo a un pergamino procurando mantener el tamaño de los dibujos como en las tablillas y lo coloco al final de la serie de dibujos

–Mira esto nos da la medida de las ruedas—Aseguro Joaquim

–Mejor vamos con esto al campo a ver la maquinaria – y así lo hicieron

El aladro estaba tal cual lo había dejado por la mañana y al verlo Miguel enseguida vio la solución

–Ahora esta claro una rueda ha de tener el doble de radio que la otra y según el terreno cuanto mas pequeña la rueda mas labor, justo al revés de como lo lleváis

–Pues ya puedes llamar a tus parientes los carpinteros y que nos arreglen esto conforme a los planos

–Yo tengo ruedas pequeñas de arrastrar las piedras, para probar servirá mientras fabrican el juego completo según la medida

Joaquim ante la posibilidad de poder solucionar el problema en el día no lo dudo –Te las compro

–No, te las presto y cuando no las necesites me las devuelves

–Venga vamos a por ellas y ya mañana las montamos –dijo Jayme

–No, vamos a por ellas, las montaremos y probaremos lo antes posible –Joaquim no quería perder mas tiempo

A la orilla de carrayles desmontando las ruedas estaban cuando como caído del cielo o aparecido de los infiernos se oyó la voz de Domingo Espan

–Jayme Galíndez quedas detenido

–¿Yo? ¿De que se me acusa? Yo no he hecho nada

–Domingo tu y yo no somos muy amigos pero si tienes algo contra mi deja en paz a Jayme—intervino Joaquim

–Jayme Galíndez estas detenido por la muerte de Pascual d´Alava el herrero

–Pero si hace dos días que no le he visto

–Claro los dos días que lleva muerto, te lo tomare como una confesión

–La única confesión que haré es que yo lo deje con vida en la fragua

–Después de salir tu de la fragua parece ser que no entro nadie mas hasta que su mujer, que estaba en Paniza cuidando a su madre, ha vuelto esta mañana y ha descubierto el cuerpo

–Pero como sabe que no entro nadie si la fragua esta siempre abierta-- le pregunto Joaquim interponiéndose entre Jayme y Domingo cuando este ya iba a maniatarlo

–Tengo testigos

–¿Como testigos? Acaso la fragua tiene vigilantes

–No tengo por que daros mas explicaciones, mañana por la mañana sera el entierro y a continuación el juicio

–Perdone Domingo pero todavía esta pendiente de juzgar a los asaltantes que le llevamos hace dos noches

–Fueron perdonados por falta de pruebas

–Esto es un atropello –protesto Joaquim

–No, esto es un crimen y el culpable lo pagara

Cuando llego Jayme preso a la puerta de la cárcel su mujer María con su madre ya estaban allí ya que Joaquim les había visado antes de partir a galope hacia Darocha, se soltó de los guardas y María lo abrazo llorando

–Jayme que podemos hacer ahora. ¿que vamos a hacer?

Los guardas los separaron y metieron a Jayme para adentro

Con solo una parada a la orilla de La Huerva para reponer fuerzas llego Joaquim a la aljama de Darocha y saltando del caballo entro en casa de su suegro que no se esperaba la visita ni los modales

–Es un caso de vida o muerte

–Pero ¿que pasa? ¿mi hija esta bien? – Daniel le abrazo y lo calmo –cuéntanos que ha pasado

Joaquim les contó muy rápidamente lo sucedido y la enemistad del Jurado con los judíos por lo que tenia pocas esperanzas de un juicio justo. Cuando acabo las explicaciones y mientras bebía agua fresca que le había preparado su suegra, Daniel se acerco a su escritorio y con la llave que llevaba siempre colgada al cuello abrió un pequeño cajón y saco varias bolsas de dinero.

–Espero que con esto sea suficiente

–Que vamos a hacer yo no conozco a nadie aquí y esto lo tiene que solucionar gente con mando real

–No te preocupes yerno vamos a ver al Notario de actos y luego ya veremos.

Como la tarde ya se acababa el Notario les dio cita para el día siguiente pero Daniel saco una de las bolsas de monedas

–Vamos a ser claros le necesitamos en Carinnyana al salir el sol diga lo que cuesta, los caballos ya los están preparando.

El Notario cogió la bolsa –Vamos pues y recogeremos al Sexmero y a un médico conocido mio y alargo la mano para que el judío colocara no una sino dos bolsas de monedas mas

en casa del Sexmero se repitió la misma escena y el médico que tenia problemas para montar a caballo les prometió que llegaría antes del mediodía.

A Joaquim le parecía que se acababan de gastar una fortuna sin saber si servia para algo

–Joaquim no te preocupes por los gastos ya pasare cuentas con las mercancías que pasan por Carinnyana

Empezaban las campanas el toque de difuntos cuando Joaquim llegaba a la puerta Alta acompañado del Notario de actos y del Sexmero de la Sexma de Langa a la que pertenecía Carinnyana y que era la máxima autoridad y representante del rey en toda la sexma. Se dirigieron directamente a la fragua ya que era también la vivienda del herrero pero allí no había nadie y sin bajarse siquiera del caballo salieron hacia la iglesia. Casi sin detener los caballos el Sexmero y el Notario descabalgaron y entraron corriendo al atrio de la iglesia a detener el funeral antes de que los clérigos de la Colegial se hicieran cargo del cadáver

–En nombre del rey Pedro no toque nadie ese ataúd –grito el Notario interponiéndose entre la caja y los clérigos

–Vamos a abrir una investigación sobre los hechos ocurridos en la fragua y este cuerpo es la prueba principal y vos Ramón Guillem como Jurado de la aldea seras el encargado de custodiar el cadáver hasta nueva orden, los clérigos pueden continuar con los rezos pero no tocar la caja hasta que finalice la investigación y en cuanto a vos Domingo Espan como Jurado de la aldea le ordeno que se mantenga lejos de todo lo referente e este caso.

Mientras todo esto sucedía Joaquim al no ser cristiano se mantenía convenientemente alejado de la iglesia y una vez que Ramón se izo cargo del cadáver se unió a la comitiva hacia la fragua

Por primera vez en muchos años la puerta de la fragua estaba atrancada por dentro. Joaquim tomo la iniciativa y sin bajar del caballo golpeo con el puño la palanca mientras las autoridades descabalgaban.

Aun tardaron un buen rato en abrir la puerta y cuando esta se abrió apareció una mujer de poco mas de veinte años despeinada y con ojeras

–¿Es usted la viuda de Pascual d´Alava? –pregunto el Notario de actos

–Si claro Pascual era mi marido y el amor de mi vida-- dijo suspirando su viuda

–En nombre del rey Pedro queremos ver donde se encontró el cadáver-- la voz ronca del Sexmero resonó en la estrecha calle y la viuda rompió a llorar mientras se hacia a un lado para que pasaran, Joaquim que conocía muy bien lo mal iluminada que estaba la fragua y mas con el fuego apagado les abrió la palanca de par en par y aun así tanto el Notario como el Sexmero aun tardaron un rato en acostumbrarse a la penumbra

Después de una larga inspección visual llamaron a la viuda y le dieron aviso a Ramón Guillem para que fuera en busca del preso

– Y díganos ¿donde encontró el cuerpo de su marido?

–Aquí a lado del fuego aun parece que lo estoy viendo. Estaba como dormido

–Y ¿eso fue ayer a primera hora?

–No, realmente yo vine de mi aldea a ultima hora de la tarde y subí directa a la vivienda y como no lo encontré en toda la casa pensé que estaría en alguna cantina pero cuando se hizo de noche oscura y no venia baje a la fragua y allí lo vi, lo llame pero como no me hacia caso me acerque con el candil y al tocarlo note que estaba muy frio y no respiraba

–Y llamo a los Jurados

–No, llame a unos primos de mi marido que yo casi ni conocía hasta hace un par de semanas y que ahora me los encuentro en todos sitios

–Y su marido ¿también se los encontraba?

–Mi marido vivía por y para la fragua pero me imagino que también hablarían con el

–Bien, Ramón acompaña a la viuda y después que entre el reo

Entro Jayme a la fragua tan demacrado que parecía que habían pasado diez años en un día

–Digamos ¿cuanto hace que vio al herrero por ultima vez?

–Hace tres días con hoy, era por la tarde, me acuerdo por que fui al huerto con mi mujer y luego fui al almacén de Yesolot y allí me estaba esperando y luego vinimos aquí y aquí lo deje cuando me fui con las mulas y el apero. Aquí justo sentadico junto al fuego.

El Notario y el Sexmero se miraron

–Y ¿esta seguro que estaba vivo?

–Vivo estaba y bebido también y por lo mal que olía debía llevar varios días de borrachera

–Y el fuego ¿estaba encendido?

–Si pero no creo que durara mucho

–Y dice que eso fue hace tres días y ¿ya no lo volvió a ver?

–No señor ya no lo volví a ver-- Jayme se santiguo

–¿Hay algo mas que quiera contarnos?

–Lo único que estaba muy colorado y tenia mucha sed pero de vino. Y que tenia muy poca fuerza

–Bien hemos terminado Ramón ¿sabe si ha llegado ya el médico de Daroca?

–Que yo sepa no ha llegado todavía pero voy a dar la orden de que nos avisen en cuanto llegue

–Y otra cosa Ramón ¿el aviso se lo dieron a usted o a otro Jurado

–Se lo dieron a Domingo, yo me entere cuando Jayme ya iba camino de prisión

–Bien, hablaremos con Domingo con esos primos que dice la viuda pero continuaremos en el patio de su casa si no tiene inconveniente así la viuda podrá descansar y el preso volver a la cárcel

Fría y oscura, así estaba la celda en la que Jayme estuvo toda la noche sentado en el suelo de tierra cien veces pisada y helado de frio a pesar de ser verano. Cuando abrieron la puerta y lo llamaron por su nombre, cosa innecesaria pues estaba solo, se levanto y salio detrás del guarda como si tal cosa y hasta que no vio el sol no fue consciente de lo vivido el día anterior. Acompaño a los alguaciles por las calles de Carinnyana y al llegar a la puerta de la fragua entro en pánico. En las horas de soledad de la cárcel había pensado mas en su mujer y en sus amigos que en la grave acusación que tenia encima pero al ver a Joaquim con varias personas que no conocía se vino abajo.

Al llegar a casa de Ramón ya estaban los citados esperando en la calle por lo que Domingo entro a la vez que el séquito de Daroca aunque no cruzaron ni palabra

–Domingo ¿cuando y como recibió la denuncia? –pregunto el Sexmero

–Ayer a la salida del sol se presentaron en mi casa la viuda, que no paraba de llorar, acompañada de los hermanos d´Alava

–Y ¿que hechos denunciaron?

–La viuda entre sollozos solo decía “esta muerto mi marido esta muerto” y fue el mayor de los hermanos el que nombro a Jayme como el ultimo en salir de la fragua

–Y ¿no le parece un poco raro que en una fragua que siempre esta abierta en dos días no entre nadie?

–Supongo que alguno entraría pero si se asomo y no vio fuego se iría sin ver el cadáver. Ademas si lo llamo seguro que no contesto –Domingo intento hacer un poco de humor

–Y ¿conoce desde hace mucho tiempo a los hermanos d´Alava?

–Si, los conozco y hago negocios con ellos

–Se lo pregunto porque fueron a su casa a denunciar la muerte del herrero siendo que Ramón también es Jurado y vive mucho mas cerca de la fragua

–mucha gente viene a mi casa y yo siempre les recibo, sera porque soy el Jurado mas antiguo

–Esos negocios que ha dicho que hacia con los hermanos ¿no serán la competencia de Joaquim Yesolot?

–Hombre algo hay – Contesto Domingo hinchando el pecho

–Bueno que se hace tarde –interrumpió el Notario de actos –si ya a llegado el médico vamos a ver el cadáver para poder entregárselo a los Clérigos y que lo entierren en paz

Ramón acompañado del médico los acompaño a una sala grande y llena de polvo donde habían colocado el catafalco con el cuerpo

–Abrir las ventanas por favor – pidió el médico

seguidamente Ramón y el Sexmero procedieron a desclavar la tapa y entre los dos la retiraron.

Nada mas girar la tapa vieron la parte interior arañada y con restos de uñas y piel y la cara del herrero con una extraña mueca con la boca muy abierta como queriendo coger aire y las manos completamente ensangrentadas

–En nombre del rey Pedro que no entre ni salga nadie de esta sala – grito el Sexmero

Todos los presentes habían dado un paso atrás menos el médico de Daroca que inspecciono brevemente las pupilas antes de cerrar los ojos del pobre herrero

–Bueno la causa ultima de la muerte ha sido la asfixia – sentencio el médico

–Y ¿como llego a esta situación de que lo dieran por muerto? –pregunto el Sexmero

–Parece ser que era bebedor habitual y posiblemente se golpeara la cabeza y perdiera el sentido y cuando lo recupero ya estaba dentro del cajón

–Volvamos a cerrar la caja y se la entregaremos a los Clérigos para que prosigan con el funeral –dijo el notario

–En nombre del rey Pedro queda prohibido hablar con nadie de lo que aquí se ha visto. Soltad al preso y tal y como ha dicho el Notario continuar con el entierro

El propio Ramón Guillem como Jurado de la Aldea de Carinnyana fue a poner en libertad a Jayme y este en compañía de su mujer y sus amigos se fueron a comer para celebrarlo sin embargo el Jurado se marcho a esperar el final del entierro para poder hablar con los hermanos d´Alava y con su colega Domingo